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Los malos olores que desprende ocasionalmente la sebería de García Mendoza han vuelto a generar un clima de hastío entre los vecinos de Ortuella y Trapagaran. La situación se remonta a la década de los 70 y en los últimos años ha sido la protagonista de varias reuniones entre los ayuntamientos, el Gobierno vasco y la propia empresa. En la última cita mantenida en Lakua hace escasas semanas con la delegación de Industria, «se trató la posibilidad de aplicar dos importantes medidas correctoras para intentar paliar la emisión de estos gases pestilentes», avanzó ayer a este periódico Xabier Cuéllar, alcalde de Trapagaran.
Fuentes cercanas a la planta que opera en el polígono Granada reconocieron ayer a este periódico «que se está estudiando a fondo la opción de implementar una de las dos soluciones que hemos propuesto para enterrar este problema». Al parecer, el elevado coste de una de ellas, la denominada oxidación térmica (que a grandes rasgos busca eliminar la pestilencia 'quemando' los gases), «no agrada en absoluto al equipo directivo». Tendría un coste de medio millón de euros. La otra propuesta sería la aplicación de técnica conocida como la «dispersión de chorro, que lanzaría los gases de una de las chimeneas 30 metros más arriba».
Fuente: El Correo.
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